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"Ha sido iluminador para mí tomar conciencia de que convivir en comunidad es un arte y un desafío de todos los días"

Noticias da Provincia

21.11.2023 - 15:01:55 | 5 minutos de leitura

Fr. Rafael Ferreira Dos Santos, brasileño, que fue ordenado diácono el pasado 11 de noviembre, junto al argentino Fr. Daniel Alejandro Bencivenga, en la Parroquia Nuestra Señora de Loreto, Madrid, España, nos concede esta entrevista para Recoletos STV.

EL neodiácono nació en Viseu, Provincia de Pará, norte de Brasil, y a los 18 años entró en el seminario menor Santo Tomás de Villanueva, Belén-PA.

¿Por qué decidiste ser agustino recoleto?

En este tiempo mis amigos influyeron mucho en mi decisión. Desde el primer conocimiento de la existencia de los frailes, pasando por los primeros encuentros vocacionales hasta mi entrada en el seminario, mis amigos han ejercido una presencia determinante en mi decisión al momento de ingresar en la Orden de los Agustinos Recoletos.

¿Qué aspectos te han gustado más dentro del proceso formación inicial?

Hay muchos aspectos que puedo considerar dentro del proceso de formación inicial como experiencias de crecimiento humano, espiritual y intelectual, pero si hay alguno que me ha gustado más, uno de ellos son los momentos que iba teniendo a partir de vivir en comunidad. Es una comunidad que tú no eliges. Es ahí donde debes saber convivir con los demás, en sus diferencias. Ha sido iluminador para mí tomar conciencia de que convivir en comunidad es un arte y un desafío de todos los días.

Esto ha sido y continúa siendo para mí un aprender a estar, a escuchar, a preocuparse por la vida de los que conviven conmigo. Ahora, después de un proceso recorrido, veo que nunca podemos dar por supuesto que ya somos capaces de convivir con el otro, sino que es un aprendizaje cotidiano que implica vivir la paciencia, el perdón mutuo, la corrección mutua, el reconocimiento de los propios pecados y la capacidad de comunicar lo que uno piensa y siente.

¿Cómo consideras el año de inserción comunitaria?

Lo considero como experiencia fundamental para ir profundizando en la consagración religiosa y necesaria para aprender valorar la vida comunitaria como escuela de humanidad y lugar de discernimiento vocacional y de reconocimiento de la importancia del hermano como signo visible de la presencia de Dios en mi vida y como oportunidad para aportar lo que soy y tengo a los que comparten la vida conmigo.

Además, la experiencia de inserción comunitaria, que engloba muchos aspectos importantes de la vida del religioso de votos simples, me ha permitido ver la importancia y valorar la vida comunitaria. Es una experiencia de aprender y saber convivir con las diferencias de edad y de puntos de vista diferentes; es saber reconciliar vida comunitaria, trabajo pastoral y vida de estudios sin perder el fundamento de todo lo que sostiene dicha experiencia de inserción comunitaria: la experiencia cotidiana del reencuentro con Cristo por medio de la oración personal y comunitaria, la actividad misionera y una vivencia frecuente de los sacramentos que favorece la integración entre la fe y la vida.

Hace unos meses hiciste la profesión solemne, un paso importante dentro de la vida religiosa, ¿qué significó para ti dar ese paso?

Ha significado el reconocimiento identificatorio de mi ser religioso como agustino recoleto. Una profesión solemne que me hace tomar conciencia de vivir con alegría y responsabilidad mi relación con Dios, con el otro y con uno mismo los votos de pobreza, obediencia y castidad, cuyo modelo principal lo encuentro en Jesucristo.

Recientemente has recibiendo la ordenación diaconal, ¿cómo te sientes?

Me siendo profundamente agradecido y reconozco la misericordia de Dios presente en mi historia. Recibir la ordenación diaconal junto con mi hermano Daniel, es motivo grande de acción de gracias y ocasión para dar gloria a Dios que nos ha llamado a ser diáconos y nos ayuda a responder libremente y con alegría dicho llamado.

¿Cuáles crees que son los desafíos de un religioso agustino recoleto hoy en día?

Los desafíos son muchos, pero pienso que el principal desafío que tenemos hoy los agustinos recoletos es reencontrarse con Jesucristo todos los días. Dicho reencuentro pasa por los momentos y tiempos dedicados a la oración personal, sin perder de vista el elemento fundamental de nuestro carisma, que es vivir como hermanos en comunidad. Desde este reencontrarse con Cristo podemos reflejar su rostro misericordioso y su fuerza salvadora donde estemos (barrio, universidad, parroquia, colegio, familia etc.). Y tener presente que Jesús es mi amigo, mi salvador, que me regala diariamente el don de la vida; es dar testimonio de Jesucristo en nuestro mundo marcado por la fuerte secularización de nuestra sociedad. Además, no podemos perder de vista como agustinos recoletos el dinamismo espiritual del corazón inquieto que ha movido toda la vida de Agustín y que ahora nos mueve a nosotros para llevar a los hombres y mujeres de buena voluntad la fe, la esperanza y el amor.

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